loader image

CLARIN - 12 de mayo de 2012 | “Enseñar a bailar es como hacer jardinería humana” .

Por ALEJANDRO STILMAN

Es una de las grandes de la danza mundial. Fue primera bailarina del Teatro Colón, partenaire de Rudolf Nureyev y ovacionada en el London Royal Ballet. Desde hace 40 años da clases en el estudio que fundó con Enrique Lommi y donde se formaron figuras como Paloma Herrera o Ludmila Pagliero. Hoy, con 82 años, cuenta cómo es enseñar a bailar.

La escena es una de las tantas a las que remiten las fotos que ambientan el Taj Mahal. Es preciso hacer algunas aclaraciones. Por ejemplo, lo que ella bautizó como “mi Taj Mahal”, en realidad es su estudio de danza, en donde desde hace cuatro décadas viene formando generaciones de bailarines, algunos de renombre internacional como Paloma Herrera o Ludmila Pagliero.

Por allí pasaron ensayando no pocas glorias de la danza, desde Jorge Donn hasta Mijail Barishnikov. Pero vayamos a la escena: sucede en el Teatro Colón hace 40 años. Ella, apoyada en la barra, con un tutú rosa, largo. Hay inquietud entre las bailarinas: Rudolf Nureyev está pasando revista. De pronto se detiene y la señala. “Ella es Olga Ferri”, le dicen. “¡Ah! “, dice Nureyev. Al salir de Londres ya le habían recomendado ese nombre. No la conocía, pero la “descubrió” así, por puro instinto. La foto, una de las tantas, muestra a los dos bailando el “Cascanueces”. Hoy, con 82 años, Ferri recuerda: -Él tenía un carácter muy fuerte, era exigente. Pero sabía lo que quería. Dos veces paró a la orquesta, en plena función. Una en el Colón y otra, en Brasil, en una gala con el presidente. «Ustedes pagaron mucho dinero para verme y yo no bailo bien porque los tiempos no son los correctos», le explicó al público. En el Colón, fue con “Cascanueses”, en Brasil con la “Sílfides”. Y las dos veces la orquesta empezó de nuevo. Era genial . Y conmigo absolutamente fue maravilloso.

-¿Cómo es enseñar a bailar? -Una pasión. Como la jardinería, pero una jardinería humana. A un cuerpo hay que ponerle un tutor, al otro hay que correrlo un poco del sol, a aquél hay que recortarlo por acá. La danza es pintura, escultura, música. Es un arte compuesto. Y también es enseñar a cantar por dentro. Eso es imprescindible. Sentir la música. Una vez, estaba haciendo “La bella durmiente”, el público empezó a aplaudir y yo no pude escuchar más a la orquesta. Pero como yo bailaba cantando por dentro llegué justo con el último compás del director.

-¿Hoy se estudia danza con las misma motivación que antes? -No, los chicos de ahora están menos conectados, son más superficiales. Además, no se porqué, son todos bajitos (risas). Pero andan por la periferia. Y algo pasa con el público, que antes era más fervoroso, entendía, y hacía colas durante noches enteras para sacar entradas. Yo heredé el amor por el teatro de mi papá que era actor, y de ahí, con esa magia ya inoculada derivé a la danza. Por eso me conmueven los chicos que realmente muestran pasión, que aman bailar.

-¿Qué condiciones requiere un bailarín? -Inteligencia, sensibilidad, registro fotográfico para captar las poses. Los cuerpos tienen que poder decir lo que no dicen las palabras. Sin estas condiciones, no acepto alumnos.

-¿Y que hay de los padres? -Ese es un tema. Algunos son muy egoístas. Lo que quieren es poner a la nena con punta en un escenario. Eso es criminal.

-Esto me recuerda cuestiones de “Momento de decisión”. -¡Hermosa película! Y realista. Había conflictos verdaderos.

-¿Y el “Cisne negro”? -Esa no me gustó. Para nada.

-¿Qué hay de esos pies tan dolidos, heridos? -Mire usted -dice, y se descalza, levanta una pierna y nos muestra un pie armónico-. ¿Tengo juanetes yo? ¿El pie está deformado? Hay que aprender a pararse. Es cierto, hay ampollas que sangran, pero son tus más queridas amigas. ¡No te abandonan nunca! Y en el escenario se te olvidan. Eso sí, llegar hasta el camarín es terrible y sacarte las zapatillas, ayyy... Yo dormía con los pies afuera de la cama

-Sigamos con el cine: “Los unos y los otros”. -Sí, ¡Jorgito Donn...! Él era un príncipe. A Jorge yo lo alenté para que se presentara al cuerpo de baile del Colón, pero no lo tomaron porque tenía solo 15 años. Después lo ayudamos para que se fuera a Europa. Juntamos plata para que pudiera viajar y así llegó a París. Él venía todas las mañanas a ensayar acá.

-¿Y Paloma Herrera? -Ella es mi nena. Estudió ocho años conmigo. Nosotras viajamos juntas por el mundo. Sus padres me otorgaron la patria potestad y anduvimos dos meses por Europa, yendo a teatros a conservatorios. Siempre la recuerdo con su muñequito de peluche. Era una nenita, pero en el escenario se transformaba.
¿Por qué Taj Mahal? -Porque el Taj Mahal es un monumento al amor y aquí se enseña a bailar: no hay danza sin pasión, no hay danza sin amor.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *