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21 de noviembre de 2013 | Evento Jean Pierri - Paloma Herrera

Hablar de Paloma es hablar de familia y en especial de una herencia de familia, una aventura humana. Fue compartir sin límites de tiempo un lugar donde entraban ilusiones, esperanzas y sueños, un laboratorio humano donde se buscaba en el cuerpo las líneas y las formas más sutiles del movimiento.

Ver el desarrollo de una niña a mujer profesional, fue sorprendente. Ser testigo del trabajo, la disciplina, el esfuerzo y la entrega, quedaron sellados en mi retina como cuadros fotográficos y me vienen a la memoria como un regalo que la vida me regalo.

Allí una maestra Olga Ferri, que estaba para brindar su conocimiento, su amor y pasión por la danza y, como reflejo, un sin fin de sueños. Por otro lado; Paloma ella era la gran receptora que captaba y absorbia cada palabra, cada gesto, cada movimiento. Paloma, Incansable, humilde, trabajadora, inteligente, apasionada, perfeccionista, alegre, que sabe de renuncias y de dolor, comprometida y feliz en cada clase, la vi crecer.

Olga y Paloma, fue una comunión natural. Tuve el privilegio y el honor de ser parte de ese mundo privado que forma una artista de la talla de Paloma Herrera. Todo este milagro fue de la mano sutil y permanente de la familia Herrera, que supo acompañar para realizar tremenda talla.

Las herencias del conocimiento así como los tesoros, son guardados con amor y sólo uno sabe el valor de cada pieza. Con Paloma me une una historia de familia una herencia de gestos de señas y códigos secretos.

Transucurrio el tiempo, como una familia fuimos creciendo, ganado y perdiendo afectos, saberla lejos y cerca, vivir sus triunfos y sus glorias fue una confirmación que ese júbilo infantil esa pasión tuvo sus frutos, esos recuerdos de familia, de crianza de como y porqué, hoy tienen sus respuestas, esas zapatillas que vi amoldar para no lastimar los pies de una niña hoy bailan y deslumbran al mundo.

La danza tiene sus códigos, sus secretos y como la vida misma sus misterios, verla deslumbrar es ver que los sueños se cumplen.

Como un diamante, fue tallado sigilosamente por el tiempo hasta convertirse hoy en una alhaja preciosa.

Luego de tanto trabajo de orfebrería la joya está entre nosotros, me parece una extraordinaria idea que Jean Pierre de lugar a una mujer, bailarina una argentina unica y preciosa.

Aquí y ahora, un fuerte aplauso para recibirla a ella, Paloma Herrera.

Marisa O. Ferri.

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