Valeria Bula - 15 de agosto | Lluvia de estrellas en el Estudio Olga Ferri – Enrique Lommi
El Estudio de Marcelo T. de Alvear tuvo, una vez mas, el honor de recibir en sus renovados salones a ´étoiles´ y primeros bailarines absolutos de los teatros mas importantes y respetados del planeta.
La semana del 10 de agosto de 2011 quedará por siempre en la memoria de los que tuvimos el privilegio de estar presentes en las clases que tomaron en el Estudio los primeros bailarines invitados para la I gala de ballet que tuvo lugar en Buenos Aires el 11 y 12 de ese mismo mes.
El Estudio estaba convulsionado y no era para menos: que Natalia Osipova e Iván Vasiliev, bailarines principales del, nada mas y nada menos, Teatro Bolshoi de Moscú estuvieran compartiendo barra con la ´étoile´, Mathias Heymann y la solista Mathilde Froustey, ambos de la Ópera de Paris, era algo fuera de serie. El duelo de estilos había comenzado…
Pero no estaban solos, entre ellos se encontraban los impresionantes Daniil Simkin y Joseph Phillips, ambos del American Ballet Theatre (ABT), la destacada argentina Ana Sophia Scheller del New York City ballet, la exquisita primera bailarina, Ilana Salenko, del Ballet de Berlin, y el talentoso Pablo Fermani de la Compañía Nacional de danza Contemporánea.
Se sacaban chispas de tanto talento concentrado en un mismo lugar: Vasiliev con un gran porte y energía, realizaba sin esfuerzo doce pirouettes y hacía las delicias de los que habíamos podido acceder a mirar este hecho único e irrepetible.
Osipova por su parte, realizaba pasos precisos, nada estaba librado al azar para ella, cada uno de sus pasos se nota que fueron milimétricamente estudiados. Precisión y perfección rusa se traducía en sus movimientos.
Los varones demostraban sus giros, tours y grandes saltos. Había admiración mutua. Y las mujeres, que trabajaban mas serias ensayaban a conciencia cada uno de los movimientos que realizaban.
El Estudio se convirtió así en un festival de talento e intercambio cultural del ballet entre bailarines de excelencia, representantes de las mas prestigiosas compañías a nivel mundial.
El ambiente de trabajo era sublime. En el Estudio Olga Ferri-Enrique Lommi se respiraba la energía vivificante proyectada por los bailarines virtuosos cuya técnica, fuerza, cuerpos y el sentido por el trabajo inspiró y dio una gran definición al pensamiento artístico de los presentes.
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